Un perro no deja de mirar a la pared – El vecino se horroriza al descubrir la verdad

Fue un alivio agridulce, un reconocimiento de su error pasado y el consuelo de saber que la loba estaría ahora donde debía estar, en la naturaleza, donde podría vivir libre y segura. El peso de su secreto se desvaneció y fue sustituido por una sensación de paz.

Henry sintió una tranquila satisfacción al saber que había desempeñado un papel en esta resolución. Había ayudado tanto al Sr. Carlton como al lobo a encontrar el camino correcto. La experiencia le había hecho comprender mejor el aislamiento del anciano y hasta dónde se puede llegar en busca de compañía. Fue una profunda lección de compasión y de la importancia de enfrentarse a verdades difíciles por un bien mayor.