Un perro no deja de mirar a la pared – El vecino se horroriza al descubrir la verdad

La actitud de la salvadora se suavizó al escuchar, y su enfado dio paso al remordimiento. «Siento haberme pasado», dijo, con la voz teñida de arrepentimiento. «No podía soportar verla así»

«Pero ella sigue siendo fuerte. Haremos todo lo posible para ayudarla a recuperarse» El Sr. Carlton se apartó, con el rostro convertido en una máscara de dolor y resignación. Observó en silencio cómo el equipo de rescate preparaba a la loba para su transporte, con las manos temblorosas a los lados.