Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

No la sostenía como un objeto, sino como un lazo, una prueba de que algo que se había perdido podía volver. Ethan respiró el aire fresco y sonrió débilmente. Ya no se sentía como un forastero vagando por calles desconocidas.

La ciudad se había abierto a él, pieza a pieza, hasta que su historia se había convertido en la suya propia. Lo que comenzó con la frenética búsqueda de un perro había terminado con la recuperación de los recuerdos y con el descubrimiento de un lugar al que Ethan por fin pertenecía.