Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

La puerta se abrió con un chirrido, dejando ver a un anciano de ojos hundidos y rostro delineado. Tenía los hombros encorvados y la voz grave cuando por fin habló. «¿Qué quiere? No había hostilidad en sus palabras, sólo una tristeza cansada, como la de alguien que ha respondido a demasiadas preguntas en una vida llena de pérdidas.

Ethan tragó saliva, con los nervios apretándole la garganta. La fotografía temblaba en su mano, semioculta, con el peso de la llave presionándole la palma. No había esperado que el hombre tuviera un aspecto tan frágil, tan desgastado, y sin embargo el momento le pareció cargado, como si todo le hubiera conducido hasta allí.