Un perro cava un enorme agujero durante 11 horas seguidas y lo que descubre deja a todo el mundo en silencio

Al anochecer, se sentó en un banco cerca de la plaza, debatiendo si abandonar la búsqueda. Tal vez el nombre ya no perteneciera a nadie, engullido por la misma ladera que había borrado las casas. Suspiró y cerró el cuaderno con un chasquido cansado.

«Disculpe», dijo una voz. Ethan levantó la vista y vio a una mujer de unos sesenta años que se ajustaba una bolsa de la compra en el brazo. «No he podido evitar oírla. ¿Ha estado preguntando por los Blackwood?» El corazón le dio un vuelco. Asintió con rapidez y las palabras se le atascaron en la garganta.