Se quedó mirando la palabra hasta que la tinta se le borró. Por primera vez desde que desenterró la bolsa, sintió que rozaba algo real. Sin embargo, cuanto más se acercaba a una respuesta, más se agolpaban las preguntas, pesadas e insistentes.
Ethan salió de la biblioteca con el nombre marcado en su cuaderno: Blackwood. Se sentía frágil, como un hilo que podría romperse si tiraba demasiado fuerte, pero era la única dirección que tenía. Mientras caminaba por la ciudad, se encontró mirando los carteles de las tiendas y los buzones, buscando el nombre como si pudiera aparecer por casualidad.
