Se recostó en la silla, inquieto. De repente, sintió que la llave que llevaba en el bolsillo pesaba más, que su dirección era un fantasma ligado a un suceso que la mayoría ya había olvidado. La fotografía rota de la pareja no ofrecía respuestas, sólo preguntas que se agudizaban cuanto más la miraba. Ethan pensó que en algún lugar de los archivos estaban los hilos que faltaban. Sólo tenía que encontrarlos.
Pasaron horas en el silencioso zumbido de la biblioteca. Ethan rebuscaba entre recortes quebradizos e informes medio descoloridos, cada uno repitiendo la misma historia: un repentino deslizamiento de tierra, casas sepultadas, familias dispersas. Los nombres se confundían hasta que le dolían los ojos, pero se obligó a seguir leyendo.
