Mi hija (19) empezó a ver a un hombre (43) contra nuestra voluntad

Una noche, Martin golpeó la mesa con la mano. «Esto se acaba esta noche. O nos dice la verdad, o voy directamente a él y se la exijo yo misma» Su voz estaba ronca por la desesperación. Me estremecí. Nora parecía afectada, pálida, como si hubiera temido este momento durante meses.

Sus ojos rebosaban lágrimas mientras se ponía en pie. «Bien», susurró. «¿Quieres la verdad? Entonces la tendrás. Pero tienes que prometerme que escucharás hasta el final antes de decir nada. No me interrumpirás ni me juzgarás» Sus palabras temblaron, pero su columna se mantuvo firme. En aquel momento parecía mayor de diecinueve años.