Lo intentamos de nuevo, esta vez con más suavidad. «Cariño, sólo nos preocupamos porque te queremos», le dije. Ella sonrió débilmente, casi con lástima. «Sé que te queremos. Pero esto no es algo que puedas controlar» La última palabra me dolió. La paternidad siempre fue una cuestión de equilibrio, pero ¿lo habíamos perdido? ¿Nuestro papel en la vida de Nora se reducía ahora al «control»?
Martin se puso inquieto. Se desplazó a través de sus redes sociales, en busca de pistas. Pero no había nada. No había fotos, etiquetas o pistas de él. Era peor que encontrar pruebas, porque era una omisión deliberada. ¿Quién borra a alguien tan a fondo, a menos que tenga razones para permanecer oculto?