Una azafata ve a su difunto marido durante un crucero: lo que descubre lo cambia todo

Nunca había imaginado que ese momento sería tan emotivo, tan fuerte. Ver a Margaret y a George compartir ese momento, la comprensión y el dolor, era sobrecogedor. Margaret se volvió hacia George, con la voz quebrada. «Lo siento mucho, Jacob. Nunca quise abandonarte. Pero no tuve más remedio.

Pensé que tendrías una vida mejor, una vida que yo no podía darte. Y he llevado ese dolor conmigo todos los días» George extendió la mano, tirando de Margaret en un cálido abrazo. «Lo entiendo, Margaret», susurró. «Sé que no querías. Y estoy bien. He tenido una buena vida. Pero me alegro de que nos hayamos encontrado ahora. Me alegro de que estés aquí»