Margaret se levantó despacio, con las rodillas crujiendo por la edad. Se acercó a un armario y sacó una caja pequeña y desgastada. La abrió con cuidado y vio una fotografía descolorida de dos niños, uno de pelo castaño oscuro y otro con rizos algo más claros.
Eran bebés, acostados uno al lado del otro en una cuna de hospital, con las manitas juntas. «Este eres tú, George», dijo Margaret con voz temblorosa. «Y éste es Luke. El día que naciste» George se quedó sin aliento al mirar la foto. A Emily se le llenaron los ojos de lágrimas mientras los miraba.