Mientras preparaban una comida sencilla, las dos mujeres entraron en un ritmo fácil, pero los pensamientos de Emily estaban muy lejos. Después de la cena, cuando se sentaron a comer, Emily no pudo contenerse más. Empezó a contarle a Margaret todo lo que había pasado en el crucero: el hombre que se parecía a Luke, la confusión, la conmoción.
Contó la discusión, las lágrimas y el momento en que George había revelado su nombre. Le contó a Margaret cómo no podía dejar de pensar en ello, cómo George parecía tener la misma risa, la misma postura, la misma calidez que Luke. Margaret había estado escuchando atentamente, su rostro ilegible.