Un empleado se harta de su odioso jefe y decide vengarse

Ethan se decía a sí mismo que no importaba. Tenía su sueldo, su rincón tranquilo y la satisfacción de ver que sus modelos funcionaban. El reconocimiento estaba sobrevalorado, pensaba. Pero eso fue hasta el día en que Brad tomó su mayor proyecto y lo convirtió en su trampolín personal. Eso lo cambió todo.

Empezó con la cuenta de Henderson, un cliente multimillonario a punto de renovar. Ethan pasó tres noches en la oficina, haciendo simulaciones, elaborando previsiones y formateando diapositivas tan persuasivas que harían llorar a los financieros. Incluso se saltó el cumpleaños de su hermana. Cuando terminó, Brad lo llamó «nuestra baraja»