Un empleado se harta de su odioso jefe y decide vengarse

Después de aquel día, Ethan observó a Brad con precisión científica, como un entusiasta de la naturaleza observaría a un pájaro exótico y ruidoso que repite las mismas llamadas vacías. Cada correo electrónico, cada frase y cada interrupción en una reunión se convertían en puntos de datos. Ethan se dedicó a experimentar con la estupidez y el poder.

Los resultados eran coherentes. Brad nunca comprobaba los números, sólo los titulares. Pasaba las hojas de cálculo como si fueran avisos legales y las resumía como «fuerte impulso al alza» Los únicos gráficos que le gustaban eran los de colores. «Los gráficos venden», decía, ignorando el hecho de que a menudo contradecían los datos.