Sin embargo, había un gran problema. Técnicamente no tenían ninguna prueba sólida para registrar el barco. La grabación sonaba como una llamada de auxilio desesperada y genuina, pero no era suficiente para obtener ningún tipo de orden judicial. Como mucho, eran pruebas circunstanciales.
Además, dados los informes sobre el carguero, era seguro suponer que atracaba sólo durante un breve periodo de tiempo para evitar que la gente viera lo que tramaban. Si veían acercarse a los oficiales, seguramente no les dejarían subir a bordo. Necesitaban un plan y, por suerte, a Katherine se le ocurrió algo.