Una mujer descubre un búnker secreto en su patio trasero y lo que encontró dentro la estremeció

Sin embargo, empezó a sentirse vigilada en su propia casa. Ningún rincón le parecía seguro. El pasillo trasero. Incluso el jardín. Como si algo en el aire hubiera cambiado. Se le oprimía el pecho sin motivo. Sus pasos se ralentizaban. Empezó a cerrar la puerta con doble llave sin saber por qué.

El malestar era constante. Ya no dormía profundamente. Los sueños se confundían con la vigilia. Cada crujido de las tablas del suelo por la noche la despertaba. Su propia sombra la sobresaltaba. Algo iba mal. Muy mal.