Una mujer descubre un búnker secreto en su patio trasero y lo que encontró dentro la estremeció

La estaba volviendo loca. Comprobó obsesivamente la grabación de la pequeña cámara de la puerta principal. No había extraños. No había robos. Ni siquiera un pájaro posándose en el porche. No había imágenes que explicaran nada. Ninguna señal de intrusión. Ninguna respuesta, sólo ella, sumida en una espiral de miedo.

Repasó la distribución de la casa una y otra vez. No había entradas traseras. Ni pasillos ocultos. Sólo ventanas normales y una puerta principal. Si alguien entraba a hurtadillas, tenía que ser invisible. O estar ya dentro. La idea le erizó la piel.