Un adolescente se enfrenta a la expulsión por tercera vez, ¡y es entonces cuando su madre descubre quién es el nuevo director!

Diane se movió incómoda. «Entonces… ¿no estoy expulsada?» Los labios del director se curvaron débilmente. «Hoy no. Pero tus elecciones deciden mañana» Diane volvió a asentir, esta vez más despacio, con la seriedad sustituyendo a su habitual burla. Por una vez, parecía una niña, no invencible, sino vulnerable, capaz de cambiar.

La reunión terminó con una última mirada: del director a la madre, de la madre a la hija. No había palabras para expresar el peso de lo que había sucedido. Cuando salieron de la oficina, el aire parecía más ligero y más pesado a la vez. El ciclo había quedado al descubierto y romperlo era ahora su carga.