Un adolescente se enfrenta a la expulsión por tercera vez, ¡y es entonces cuando su madre descubre quién es el nuevo director!

Diane tragó saliva, atrapada entre el desafío y la verdad. «Tal vez», murmuró. La expresión de la directora se endureció. «El odio devuelto sólo se multiplica. La crueldad repetida sólo se profundiza. Crees que te estás defendiendo, pero estás continuando lo que dices despreciar» El corazón de Carol latía con fuerza. Cada palabra atravesaba a su hija… y a ella.

Por primera vez, Diane se quedó callada. Sus manos se aferraron a los reposabrazos de la silla y miró hacia abajo. Carol quiso estirar la mano para suavizar el momento, pero la mirada de la directora la detuvo. No era una herida para ocultar. Tenía que escocer antes de curarse.