La expresión del director no cambió. «Ser tú misma no es una excusa para la crueldad» Diane se puso rígida al oír la palabra. A Carol se le cortó la respiración: crueldad. No era casualidad que la hubiera elegido. La madre apretó las palmas de las manos sobre el regazo, desesperada por mantener las manos firmes. Sabía que el mensaje no era sólo para Diane.
Diane intentó encogerse de hombros. «No soy cruel. La gente se ríe. Es divertido» El director se inclinó ligeramente hacia delante. «Divertido para ti. Pero, ¿y la persona que está al otro lado?» Su voz no transmitía calor, sólo acero. Diane vaciló, con las mejillas coloradas, incapaz de reunir su réplica habitual.
