Diane sonrió, rompiendo el silencio. «Entonces, ¿ya estoy expulsada o fingimos que esto es un nuevo comienzo?» La directora ladeó la cabeza, tan tranquila como siempre. «Te quedarás, por ahora», respondió. Luego, después de un tiempo: «Pero los patrones me interesan. Me dicen dónde empieza el desafío» Carol se estremeció.
La directora cruzó las manos con pulcritud. «Tus profesores te describen como… enérgica» Sus ojos no se apartaron de los de Diane, pero Carol sintió el eco de las palabras contra sus costillas. Enérgica no era un elogio, era una advertencia. El aire entre ellas se espesó, como si la oficina misma conociera secretos que ninguna se atrevía a nombrar.
