Lo había perdido todo: el hombre al que una vez había amado incondicionalmente, la vida que habían construido juntos con tanto esfuerzo y la confianza que una vez los había unido tan estrechamente. Todo se le había escapado de las manos, gracias a su codicia y su engaño.
Cada elección que había hecho la había conducido hasta aquí, a este doloroso vacío que la envolvía como una niebla sofocante. El momento de egoísmo que le había parecido tan insignificante en aquel momento ahora se le antojaba más grande que la vida, un recuerdo atormentador de sus errores.