Un empleado de hotel decide salir a tomar un descanso, pero no se dio cuenta de que había un oso al acecho

Mientras las autoridades aseguraban el lugar, la madre y el osezno permanecían cerca, inseguros. El guarda mayor dijo que se encargarían de reubicarlos o liberarlos. Mike se movió con cuidado y se encontró con la mirada de la madre. Ella lo miró durante un momento tenso y luego se volvió para dar un suave codazo a su osezno.

En ese intercambio silencioso, Mike percibió la gratitud de la osa, o al menos un entendimiento mutuo. El osezno chilló y se acercó más a su madre. Juntos se adentraron un poco en el bosque, mirando hacia atrás una sola vez antes de desaparecer en la oscuridad.