Un oso irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

El corazón de Hana latía con fuerza mientras gritaba a Takashi: «¡Os voy a sacar de ahí a ti y a esas criaturas! Aguanta» Sabía que tenía que idear un plan, y rápido. Miró desesperada a su alrededor y vio un gran árbol cerca. Se le ocurrió una idea: podía utilizarlo para anclar la cuerda.

Se apresuró a rodear el árbol con la cuerda, la tensó y le hizo un nudo triple. Convencida de que aguantaría, gritó: «Takashi, he asegurado la cuerda. Empieza a entregar a las criaturas una a una. Me aseguraré de que estén a salvo»