Un oso irrumpe en el hospital y una enfermera llora al ver lo que lleva en la boca

Un grito rompió el silencio, un sonido agudo y aterrador que rebotó en las paredes del pozo. Era Takashi. Su grito cortó el aire, lleno de dolor y miedo. El corazón de Hana se detuvo. Casi podía sentir el aire frío y húmedo que salía del pozo y le transmitía el grito de Takashi.

«¡Takashi!», gritó, con voz temblorosa. «Takashi, ¿estás bien?» Pero sólo le respondió el silencio, denso y pesado. El pozo pareció tragarse sus palabras, dejándola con un silencio espantoso y el eco del grito de Takashi en sus oídos. Se sentía impotente y su mente se agitaba con los peores escenarios.