La voz de Takashi se mantuvo firme y calmada mientras la instruía en el manejo de la cuerda. Ella se concentró en controlar sus propios nervios y agarró la cuerda con fuerza, decidida a no defraudarle. Mientras se concentraba en su tarea, un tranquilo pensamiento cruzó su mente: «Debo confiar en mí misma tanto como él confía en mí»
Takashi desapareció rápidamente en la oscuridad. Hana lo observaba, con el corazón latiéndole más deprisa a cada centímetro que descendía. El pozo era profundo y sombrío, y lo único que oía era el eco de los cuidadosos movimientos de Takashi. Tenía las manos sudorosas, aferradas a la cuerda que la unía a Takashi en la oscuridad.