Aprendió los nombres de todos los medicamentos, cómo levantarle cuando se caía, cómo calmarle cuando la llamaba por el nombre de su madre. Ella estaba allí. Y ahora, mientras sus hermanos bromeaban sobre su herencia, Claire se sentía como la última página de un libro olvidado.
«Quiero decir, oye», dijo Bryan con una sonrisa, «tienes el granero. Eso es… algo» Sam se rió entre dientes. «Está lleno de polvo, nidos de ratas y lo que sea que papá haya encerrado allí desde siempre. Muy apropiado, la verdad. Papá siempre decía que tenías un vínculo especial con ese lugar»