Un hombre hereda una finca: ¡lo que encuentra enterrado en el jardín trasero le deja atónito!

Las nuevas coordenadas apuntaban al terreno cercano al muro derruido del jardín. La hiedra estrangulaba la piedra rota, la maleza le llegaba a la cintura. Parecía abandonado, olvidado. Andrew miró por la ventana, imaginando a su tío en tiempos de guerra, escondiendo algo precioso en la tierra que nadie pensaría en perturbar.

Sin embargo, la inquietud persistía. ¿Y si no se trataba de un tesoro ni de cartas? ¿Y si había huesos debajo? La muerte de su tía nunca se explicó del todo; su caída se susurró durante décadas. Vio a Henry en su mente: frío, reticente y atormentado. El cofre que buscaba podría no absolverle. Podría condenarle por completo.