Justin se quedó mirando. La chica se parecía a él: los mismos pómulos, los mismos ojos, la misma sonrisa fácil. Llevaba en la mano un diploma de Harvard. Harvard. Su hija. Una licenciada en Derecho por Harvard. A Justin se le secó la boca. Sus manos temblaron sobre el ratón. Parpadeó, esperando haberlo leído mal. Pero el pie de foto lo decía claramente: «Orgulloso de mi chica»
Se desplazó como un poseso, con los ojos devorando hambrientos cada publicación, cada etiqueta. Lucy había criado a todas las niñas, ella sola. Ni una mención a un padrastro. Solo Lucy y su tribu de niñas. Cada una de ellas sonriendo. Prosperando. El peso de su ausencia presionaba como una roca.